.comment-link {margin-left:.6em;}

relatoscortos

ES UNA FORMA DE COMPARTIR, RELATOS Y OPINIONES

Nombre: carlos adolfo facal
Ubicación: tandil, buenos aires

viernes, octubre 21, 2005

ESTE TIPO

Rápido de palabras que no llegaban lejos, se distinguían mentiras y cuentos casi infantiles, de un trago terminó el whisky y se fue arropado como esquimal.
Comencé a seguirlo, no sé por qué, supongo que inventé un pálpito de una historia que narrar, la calle no sólo oscura también sólida de ruidos, fue fácil seguirlo.
Luego de un par de cuadras, me di cuenta de que él me guiaba, sabía de mi presencia y no le molestaba. Las calles de adoquines brillaban clavadas por rayos de neón.
En invierno la noche húmeda tiene un contenido de misterio, quizás eso me empujó a sumergirme en el callejón donde el extraño, confundido en una llovizna tan fina, se acercó a un vagabundo que dormía entre cartones, el extraño tenía un sobretodo largo y un gorro que exageraba su ridiculez. Me acerqué cauteloso, él no se movió hasta sentir mi cercanía, sacó una cuchilla con forma de U que se usaba para podar ramas de palmeras, el pobre miserable entredormido no pudo gritar mientras le cortaba la garganta. Yo me inmovilicé, apenas respiraba, la imagen aterradora me revolvió el estomagó, miré a los costados y era la única persona que estaba ahí, limpió la sangre con un trapo del suelo y repasó sus botas. En cuclillas, me miró con ojos que jamas olvidaré, en el suelo había un espejo roto con mi mirada fija en él.
No sé si ya lo había visto antes o si lo volveré a ver.

SUJETO

Le sudan las manos,
se le hinchan los ojos,
duerme a los saltos,
enfrascado o en tiritas,
Se pierde en las charlas,
se aleja despacio,
quiere volver y le cuesta,
no llora por distraído,
se rasca el pecho,
se lastima los oídos,
se confunde,
se escapa en etílico y vuelve solo.
Se le encorva la espalda,
se encierra en casa,
se frustra. Ama y mata,
construye bien alto, se tira y los tira.
Se duerme en coma,
resucita, revierte,
aparece vestido de ídolo,
de genio, de gran jugador.
Y se vuelve a alejar y se descubre desnudo a oscuras,
entre teléfonos sonando
en una habitación vacía.

MIEDO

De la noche, del cuco,
del hombre de la bolsa,
de los espíritus,
de los fantasmas,
de los ladrones,
de la oscuridad de la noche.

De las alturas,
de volar,
de lugares cerrados,
de las arañas,
de los perros,
de la policía,
del amor,
del fracaso,
de las bombas,
del terrorismo,
de los tornados,
de las enfermedades.

De la locura,
de las drogas,
de la soledad,
de la muerte, del infierno,
Y,
más que nada,
de mí.

EL TANO

El Tano me tenía podrido de mentiras, mal aliento, olor a patas. Llevábamos veinticinco días en el piano bar de Miguel, un desfile de peluquines, viejas sacadas de una foto de la Rai del año75.
Cada noche o capito que ti amo, las canzonetas me tenían podrido y entre los whiskys que tomaba el tano, el hotel y la comida estabamos endeudados, con lo que quedaba de temporada turística no zafábamos, nos teníamos que quedar el invierno, que es la muerte, los nervios me apremiaban tenia que encontrarle una solución milagrosa que no nos llevara a tener que a trabajar, el tano no cantaba mal, pero la rutina romántica italiana perdía fuerza con la repetición y el publico no se renovaba, tengamos en cuenta que los gringos no se destacan por gastar.
Disidí salir a caminar por la costa para buscar caracoles y reflexionar, caminé sin tiempo hasta que me atrapó el crepúsculo, estaba cerca de las playas del casino, por un momento pense que esa podía ser una solución.
Y lo fue, me acerqué, estaba apunto de entrar y gastar la ultima reserva de dinero, el tano dormía como siempre en el hotel o se levantaba después de una conquista nocturna, de alguna de las niñas del geriátrico cercano al piano bar.
Fue una visión, el pie de dios me hizo tropezar resbalar y caer por las escaleras del casino hasta un cartel publicitario que decía,” buscamos a Elvis, si cantás y tenes un parecido, te esperamos y el premio es de mil pesos y un viaje a las vegas”. Mi mente que gozaba de poca lucidez se encendió, salí corriendo al hotel y le dije al tano, cambia ese casco por uno con jopo como el de Elvis.
Fue complejo y divertido transformar a un italiano de sesenta largos de edad a un Elvis, lo mas joven posible, el tano estaba un poco deprimido me dijo loco soy un artista. Me quede mirándolo no lo podía creer le cambió su peluca castaño claro por un quincho negro azabache impecable, a la hora de mover la pelvis se complico mucho, tuve que salir a reírme al pasillo varias veces, fue muy duro para él, pero habíamos logrado un Elvis con acento italiano, único.
Nos tomamos un taxi antes de arrepentirnos y como de rayo estabamos en el casino participando, el tano temblaba, en un momento me dio lastima, pero la plata tira che.
Cuando le toco al él y empezó a cantar con esa vos carraspera y áspera, fue como si hubiera nacido para eso, pero en el viejo continente, el premio termino por unanimidad en nuestras manos, no solo zafamos de las deudas sino que desde hace unos años vivimos en las Vegas, el tano perfeccionó tanto a Elvis que ahora ganamos fortunas en los casinos.

EL OTRO LADO

Un hombre de piedra en siesta,
los ojos rozando lágrimas morenas,
esperando un espacio de sol
agrando la voluntad, desperdicio el amor y me seco.

Al amparo de una gillette ejecuto el corte final,
con sed de alcohol se barnizan los corazones que esperan
cuando a las diez falten los milagros todo va a estar bien.

me duermo descalzo entre susurros y arrumacos,
vomito caricias audaces en sabanas cortas.

Soy un pequeño en un mundo descolgado,
Mirando culos de pizza y fondos de vasos.


Hay días largos,
minutos cortos y en el nicho,
poco espacio

EL MOZO

MABEL



Entró muy despacio, me di cuenta de que rengueaba, el suéter combinaba con las medias, está tan viejo, tan demacrado, suspiré un largo rato, él no me vio.
El perfume llegaba hasta la mesa, le brillaba el rostro afeitado hasta la piel, eso me encantaba, Norberto se tardaba tanto en el baño y Luis, diez años después, pasando delante de mí.
La cara arrugada y los párpados caídos no nublaban sus ojos celestes tan claros; pasitos cortos, ayudado por una señora mayor, por detrás. No me reconoció, Vieja Lavanda Fulton, ese es el perfume, sigue usándolo.
Algo me aprieta el pecho, choco con un pasado arrugado en el presente. Será que yo me siento tan joven, tengo mis arreglitos pero siempre tuve buena piel.
Qué lástima que no me vio.









LUIS


Se cree que no la veo, desde que dejó la ciudad debe haber pasado más de quince años, llevo diez desde el accidente. Quede tullido pero no boludo, se le notan las tetas hechas, siempre estuvo fuerte la tana lástima que está sentada, tenía un culo que era un canto a la vida.
¡Puta estas sillas! No ven que no paso.
Se tiñó de rubio, seguro está con un pendejo. No sé por qué no deja de mirar, se llega a dar cuenta Elvira y le tengo que explicar toda la historia. Mi viejita, menos mal que la tengo.
Podrían haber puesto el baño más cerca, carajo, y esta pierna. Ah ahí viene el quía, no debe tener ni treinta años, que se cuide, yo siempre fui muy fuerte y así me dejó.
¿Y si me acerco un poco? Podría escucharle la vos al menos, no, mejor me hago el distraído, capaz que todavía me cautiva, encima.
Ojalá le vaya bien.










EL MOZO






¿ Vos no te acordás? Venían siempre, ¡el turco Luis tenía una pinta! Todas las minas lo querían voltear, andaba en una cupé Torino que era un fierro. Se encontraban acá, en el café, yo los atendí mil veces, llegaban temprano, después se ve que iban al telo y aparecían como a las cinco de la mañana.
El turco tomaba café con canela y la tana le echaba trocitos de chocolate y miel, para mí que la combinación le redondeaba el traste ¿ te acordás lo que era? No se podía creer.
Cómo la pagó el turco con el golpe de presión, mirá que era vago, no dejaba títere con cabeza y ahora no puede ni llegar al baño solo.
Cómo pasan los años, aunque te digo que la tana esta para darle, pero se nota que está toda recauchutada.
Bueno ¿Hacemos la caja?, ya terminó mi turno.