UNO DE ESOS DÍAS
En la alfombra, tres centímetros de agua. Del armario salen hormigas y otras entran con fragmentos de pizza de la noche anterior. La inundación venía sin dudas desde el baño chico directo a mi habitación. En el taparrollos, la familia de murciélagos se despertaba tarde, pero sin resaca.
En conflicto reciente con mis recuerdos, reacciono y busco la conexión con la realidad. Seguro fue una más de esas noches. El trabajo convertido en una espera lerda y mi jefe eligiendo las mejores palabras para putearme sin perder altura.
Las pelotas llenas, el deseo de alejarme de mí, de la ciudad, del bajón, del olor a patas, del alcohol...
El mismo juramento que no voy a cumplir, los mismos miserables consejos de amargos compañeros y el espejo más jodido y concreto que antes.
Las medias jugando a la escondida y los cordones que me desafían desde el suelo y que para atarlos tengo que partir mi cabeza. Trato de disimular el dolor en la boca del estómago. Es la ulcera pidiendo una explicación.
La mañana se aleja, el reloj acusa las diez y parece que la fecha cambio... pero se salteo una.
Miro por la ventana del baño, Angel saliendo de viaje como todos los miércoles. Lastima que hoy es martes.
La angustia me aprieta el pecho y la culpa que siempre tiene algo que reprochar. Será que rompí la mesa esta vez, o patee el televisor. Ah... ya recuerdo que María pasó a romperme las bolas. Seria interesante que hagan un programa de reality conmigo, así les preguntaría como estuve anoche.
No se quedo a dormir. Es raro. Me acerco al ropero en busca de las botas. Me asomo al pasillo, veo un fragmento del living y me doy cuenta que el desorden supera el habitual.
Mis libros en el suelo, dos botellas vacías de whisky, los zapatos de María, mis lentes con un vidrio roto.
La angustia me carcome y comienzo a temblar, no me acuerdo de nada, siento frío, el sudor que me recorre, el aire denso, es espantoso... me acerco y en el suelo la maravillosa figura de María desnuda, tan sensual y atractiva, aun con las marcas de mis celos por todo el cuerpo, entre sus senos pequeños, en sus piernas delgadas. Y apenas oculto en su delicado y fino cuello, el detalle del golpe final con el que la maté.
KALY
2004
En conflicto reciente con mis recuerdos, reacciono y busco la conexión con la realidad. Seguro fue una más de esas noches. El trabajo convertido en una espera lerda y mi jefe eligiendo las mejores palabras para putearme sin perder altura.
Las pelotas llenas, el deseo de alejarme de mí, de la ciudad, del bajón, del olor a patas, del alcohol...
El mismo juramento que no voy a cumplir, los mismos miserables consejos de amargos compañeros y el espejo más jodido y concreto que antes.
Las medias jugando a la escondida y los cordones que me desafían desde el suelo y que para atarlos tengo que partir mi cabeza. Trato de disimular el dolor en la boca del estómago. Es la ulcera pidiendo una explicación.
La mañana se aleja, el reloj acusa las diez y parece que la fecha cambio... pero se salteo una.
Miro por la ventana del baño, Angel saliendo de viaje como todos los miércoles. Lastima que hoy es martes.
La angustia me aprieta el pecho y la culpa que siempre tiene algo que reprochar. Será que rompí la mesa esta vez, o patee el televisor. Ah... ya recuerdo que María pasó a romperme las bolas. Seria interesante que hagan un programa de reality conmigo, así les preguntaría como estuve anoche.
No se quedo a dormir. Es raro. Me acerco al ropero en busca de las botas. Me asomo al pasillo, veo un fragmento del living y me doy cuenta que el desorden supera el habitual.
Mis libros en el suelo, dos botellas vacías de whisky, los zapatos de María, mis lentes con un vidrio roto.
La angustia me carcome y comienzo a temblar, no me acuerdo de nada, siento frío, el sudor que me recorre, el aire denso, es espantoso... me acerco y en el suelo la maravillosa figura de María desnuda, tan sensual y atractiva, aun con las marcas de mis celos por todo el cuerpo, entre sus senos pequeños, en sus piernas delgadas. Y apenas oculto en su delicado y fino cuello, el detalle del golpe final con el que la maté.
KALY
2004
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